Es considerada como la capital turística de la comarca debido a ser un gran polo para el turismo centroeuropeo desde los años 70, llegando a triplicar su población en temporada alta.
El nacimiento de Calella
Gracias a la vía romana que conducía a Barcino se instalaron villas en su recorrido dedicadas a la producción agrícola. En Calella se han encontrado ruinas de los siglos I aC i I dC. Después de la ocupación árabe, a partir del siglo XI se documenta la existencia del vecindario de Capaspre bajo el señor del castillo de Montpalau. El topónimo de Calella aparece documentado a principios del siglo XII. En ese momento, lejos del peligro sarraceno, los vecinos de Capaspre construyen las primeras casas de pescadores cerca de la playa. En 1327 el rey concede el mercado semanal y en 1338 el señor de Montpalau otorga la carta de poblamiento donde se fijan los límites de la población.
Después de 1714 la villa empieza un proceso continuo de crecimiento, con actividades principales pesqueras, agrícolas y la construcción de barcos. El comercio con las indias y posteriormente la industria textil, desarrollaron la población en gran medida. En 1861 el tren llega por primera vez y la población alcanza los 3500 habitantes.
Las primeras fábricas a vapor permiten una época esplendorosa para la industria hasta la guerra civil donde se estanca la demografía hasta el impulso de los años 60 y 70 con el turismo. Su desarrollo ha transformado la imagen tradicional del municipio, construyendo una gran densidad de hoteles y apartamentos de segunda residencia, pero el poco espacio libre ha provocado el crecimiento de los municipios vecinos.