Londres, situada a orillas del río Támesis, en el sureste de la isla de Gran Bretaña, es la capital de Inglaterra y del Reino Unido.
El Támesis, un río navegable, cruza la ciudad actual y la divide en dos mitades. El río tuvo y tiene aún hoy en día una gran influencia en el desarrollo de la ciudad, ya que es alrededor del cual se centra la actividad más importante de la ciudad.
Londres fue fundada en la orilla norte del Támesis (zona marrón claro), de lo cual hoy en día aún se conserva la London Tower (zona marrón oscuro) y, por muchos siglos, hubo un único puente en la ciudad, el London Bridge (linia morada).
El gran incendio ocurrido en el año 1666 destruyó la ciudad medieval de Londres dentro de la vieja muralla romana de la ciudad. Christopher Wren fue el encargado de reconstuir la ciudad después del incendio. Sus planes originales implicaban reconstruir la ciudad en ladrillo y piedra en un plano entramado con plazas continentales y avenidas. Pero como muchos edificios habían sobrevivido a nivel de su base, las disputas legales acerca de la propiedad de la tierra pusieron fin a la idea de plano entramado. Desde 1667, el Parlamento recaudó fondos para reconstruir Londres y la ciudad fue reconstruida a su actual plano de calles, pero esta vez fue erigida con ladrillos y piedra y con mejores accesos y sistemas sanitarios. Esta es la principal razón por la que la Londres actual es una ciudad moderna, aunque con diseño medieval en sus calles.
Hoy en día la imagen más característica de esta ciudad son sus puentes y todo lo que se desarrolla cerca de ellos, a orillas del Támesis.
