Tarragona fue una importante ciudad romana, Tarraco, y el primer planeamiento de la ciudad data de esta época, entre los siglos III y II a.C. Se sitúan las primeras construcciones sobre una elevación junto al mar, una posición estratégica para el control del territorio, con calles de orientación norte-sud y este-oeste que fue la estructura urbana usada por los romanos. Se construyen importantes edificios como los foros, el circo y el anfiteatro, entre otros.
Durante la época medieval se mantiene la primera ciudad construida, se refuerzan las murallas, se construyen más torres de vigilancia, edificios religiosos y la ciudad se densifica, ocupando los grandes espacios dejados por los romanos. No es hasta el siglo XVIII que cambia el planeamiento de la ciudad. Se intensifican los intercambios comerciales, por lo que se construye un puerto comercial, reforzando el puerto natural existente, y se construyen las primeras edificaciones relacionadas con el comercio y posteriormente, con la clase obrera, llamado el barrio de la Marina, hasta el cual se extienden las murallas. Además, en la parte antigua de la ciudad, se realiza la apertura de una nueva calle de mayor dimensión, la Rambla Nova.
Durante el siglo XIX, el barrio de la Marina se extiende hacia la ciudad antigua, ocupando inclusive la zona usada de cantera para la extracción del material usado para las construcciones de la ciudad. Además, se plantea el paso de los ferrocarriles de la ciudad, situados en un primer proyecto en el interior, pero finalmente puestos paralelos y a muy poca distancia de la línea de costa. A finales de siglo, se derriban las murallas, y la ciudad crece hasta el estado actual.