En este post me gustaría relacionar una visita que hicimos hace unas semanas con un tema relacionado con la ciudad de Banyoles. Estoy hablando de la visita que nos llevó a Montjuïc, y del lago de Banyoles. Los dos son espacios naturales anteriores a la construcción de la ciudad y que al igual que las ciudades han ido evolucionando a lo largo del tiempo. En ambos casos, también estamos hablando de zonas muy próximas a la ciudad y que de alguna manera tuvieron un papel importante en el nacimiento de estas. En la visita a la montaña el profesor Estanislau Roca nos explicó la importancia que tuvo la montaña en relación a la ciudad y uno de los temas de los que hablamos fue el geológico, del cual la ciudad tenía una dependencia absoluta. En Banyoles pasó algo parecido ya que alrededor de 1950 surgieron distintas canteras que se dedicaron a extraer travertino para ser utilizado como material de construcción en muchas de las casas del casco antiguo.
La ciudad está situada sobre bloques de travertino, formados por el desagüe natural del lago. Las aguas de la cuenca lacustre son ricas en sales carbonatadas, especialmente de calcio. Esto provoca que, en determinadas condiciones, estas sales precipiten y formen cal (que tantas repercusiones domésticas tiene). En la orilla sur y este del lago, la precipitación es tan evidente que construye formaciones rocosas dentro del agua. Estos bloques de piedra son el travertino que forman bloques irregulares, de formas redondeadas y de un color característico que las distingue.
A pesar de esta dependencia, Montjuïc quedó como un espacio residual durante muchos años y no fue hasta más tarde que se reconoció como un entorno de sumo interés para Barcelona. Actualmente es una de las zonas verdes más importantes de la ciudad y alberga distintos equipamientos que le dan un carácter importantísimo para Barcelona.
La ciudad de Banyoles también estuvo muchos años dándole la espalda al lago ya que los terrenos de sus alrededores no presentaban unas buenas condiciones para el cultivo y la actividad agraria. A pesar de esto poco a poco la ciudad fue dando fachada al lago y fue respetándolo y tratándolo como a un espacio de interés por sus valores paisajísticos y naturales.