La diferencia fundamental que existe entre el crecimiento de la ciudad de Barcelona y Vitoria-Gasteiz es la presencia del mar y las montañas de Collserola, que enmarcan la ciudad y hacen que su crecimiento sea más horizontal en la dirección del mar, frente al crecimiento extensivo de Vitoria.
Sin embargo, también existen diferencias en lo que se refiere al comienzo de la ciudad. Barcelona tiene un origen íbero pero su primera transformación importante data del imperio romano (218 a.C.), por tanto existe documentación de la evolución de la ciudad y además esta tiene una estructura primaria (cardus y decumanus) que posteriormente se irá desdibujando con sus ensanches de la Edad Media, donde las calles se hacen más laberínticas. Vitoria, por su parte, tiene un origen mucho más difuso, surgió según los historiadores de una pequeña aldea llamada Gasteiz de la que no quedan restos, al lado de la cual el rey Sancho VI fundó la ciudad en 1181. La aldea la habitaban los vascones, de los que no se tiene documentación ni se conoce su origen, evolución y formas de colonización del lugar, pero probablemente se asentaban en pequeños poblados comunicados entre sí mediante una red interna de caminos. Así, el primer crecimiento notable que sufre Vitoria será tras la conquista castellana de la ciudad, cuando Alfonso VII (1200) y posteriormente Alfonso X el sabio (1256) realizaron los ensanches este y oeste del casco viejo; seis calles que completan un casco regular en torno a la fortaleza navarra. Es por esto que el casco antiguo de Vitoria tiene una estructura mucho más regular y ordenada que el de Barcelona.
Al igual que en Barcelona (y que en muchas otras ciudades) es en el casco antiguo donde se da la mayor actividad comercial y administrativa, donde se agolpan los museos y donde se encuentran las zonas de ocio, especialmente bares y restaurantes.
El crecimiento posterior se dio principalmente en la época de la industrialización, que llegó primero a Barcelona (s.XIX) y dio lugar al desarrollo del plan del eixample, que conectaría los pueblos de las afueras de Barcelona con Ciutat Vella. Esta industrialización llegó más tarde a
Vitoria, que fue a lo largo de los años 50 cuando experimentó su mayor crecimiento. Al estar en medio de la llanada alavesa, Vitoria tiene un crecimiento radial en torno a la “almendra” del casco
antiguo, con unas vías principales de entrada al centro y otras circulares ya las unen entre sí (como la avenida Zabalgana), entre ellas se sitúan los distintos edificios y parques sin un orden común. El crecimiento de Vitoria no ha sido tan dilatado como el de Barcelona, ya que los pueblos que tiene alrededor mantienen su autonomía respecto a la ciudad o se han ido formando colgando de las vías radiales que entran en ésta. Barcelona, por su parte, ha tenido un crecimiento mucho más extensivo, que sigue un plan sin tomar como centro el centro histórico y que crea nuevos núcleos importantes para la ciudad, integrando los antiguos pueblos periféricos en la malla uniforme del eixample.
Vitoria puede seguir creciendo siguiendo el modelo actual ya que se encuentra en la llanada, con el único problema de la discontinuidad que crearía el “anillo verde”, en ocasiones puesto en duda por esta brecha que supondría para la ciudad en el caso de un futuro crecimiento o por la des-densificación que supone. Barcelona, sin embargo, tuvo para su crecimiento en malla el problema de la orografía que la rodea, que divide la ciudad con los pueblos adyacentes.