Desde su fundación, en 1693…
el proceso de ocupación del suelo en Curitiba tuvo un lento crecimiento durante los tres primeros siglos con ocupaciones del suelo diseminadas y de carácter rural.
En el sigol XIX, diferentes etapas de desarrollo económico provocaron un crecimiento urbano bien identificado con la yerba mate (1820-1930) y la extracción de madera (1885) que llevaron a una ocupación centrífuga, a lo largo de ciertos caminos radiales, en los que la ciudad absorbió diversas colonias.
Después de la 2ª Guerra Mundial se produjo el inicio de un período industrial que junto con el ciclo del café y su comercialización (1930), el aumento de la tasa de crecimiento, cierta inmigración y la necesidad de capitales provocaron un sensible aumento de población y una mayor complejidad de las relaciones sociales y actividades económicas. Fue entonces cuando se apareció con más rigor el mecanismo del loteo: lotes urbanos diseminados en la vasta región ocupando el territorio en forma poco densa y sin control del poder público… hasta 1964, en el que el poder público municipal asumió el derecho de examinar y aprobar proyectos de loteos.
Y a partir de 1965…
Curitiba convirtió una política urbana de cuatro décadas en un modelo de ciudad futura, tal como leemos en Arquitectura y Política de Josep Maria Muntaner y Zaída Muixí. Y es que en un contexto de modelos urbanos basados en la dispersión y en la construcción de grandes infraestructuras viarias para el transporte privado, Curitiba apostó por la planificación hacia del transporte público y las intervenciones ambientales aportando una nueva referencia para la ciudad contemporánea.
Toda esta operación fue encabezada por el arquitecto, ingeniero y urbanista Jaime Lerner que fue alcalde de su ciudad natal durante 12 años. El IPPUC (Instituto de Pesquisa e Planejamento Urbano de Curitiba) creado en 1965 y formado por un equipo técnico multidisciplinar, fue el órgano responsable de elaborar el nuevo Plan Regulador (Plan Wilheim) para la ciudad. Este plan basaba el crecimiento urbano en una serie de directrices y no en la visión de un plano acabado y detallado, contrariamente al anterior (Plan Agache, 1943).
Las directrices urbanísticas del Plan Wilheim, tal como leemos en Urbanismo y subdesarrollo de Jorge Wilheim, fueron:
_CRECIMIENTO LINEAL
Permitir la libre expansión de la ciudad en un sentido lineal (dejando de lado esquemas que “cercan” la ciudad, según el principio urbanístico de anillos perimetrales que fatalmente serían superados por el paso del tiempo) a lo largo de ciertas directrices dominantes, espontáneas y fuertemente marcadas, que llamamos vías estructurales y las identificamos con la trama vial existente.
_POLINUCLEAMIENTO
Crear centros secundarios de atracción de manera que la expansión de Curitiba no significara la estrangulación de su centro principal a causa de una exagerada concentración de funiciones. Al mismo tiempo que preservar el poder de atracción y de cohesión social del centro principal con el que la población se identifique fácilmente.
_DENSIFICACIÓN
Obtener la densificación de la ciudad corrigiendo las obligaciones financieras, administrativas y sociales típicas de una ciudad que tiende a crecer con baja densidad.
_RESERVA DE ÁREAS VERDES
Reconceptualizar las áreas verdes como recreación activa, recreación pasiva, contemplativa, etc traducidas por considerables reservas en las áreas de expansión.