El frente marítimo de Tarragona se extiende a lo largo de 4 km de costa, partiendo del Serrallo (barrio de los pescadores) hasta llegar a la playa de la Savinosa, pudiéndose recorrer en su totalidad a pie.
La primera de las comparaciones que podemos establecer respecto al frente marítimo de Barcelona es su conexión con la ciudad. En Barcelona existe una relación física del tejido urbano con el frente marítimo mientras que en Tarragona el trazado de la vía férrea determina un corte que impide este vínculo. Tan solo existen cuatro puntos de conexión (subterráneos o a nivel) con el núcleo urbano a lo largo de un frente muy amplio. Probablemente esta sea la razón por la que el frente marítimo tenga un uso mucho menor de lo que cabría esperar en una ciudad de las características de Tarragona.
Por otro lado, procede comparar las estrategias propositivas. Mientras que en Barcelona se ha optado por una propuesta unitaria, ejecutada en distintas fases aunque, al fin y al cabo, respondiendo a un mismo lenguaje, en el frente marítimo de Tarragona se ha planificado y actuado por ámbitos y de acuerdo a criterios muy distintos, lo cual impide entenderlo como una intervención unitaria.
El recorrido se inicia en la zona del barrio de pescadores, objeto de una de las últimas intervenciones emprendidas, englobando los históricos tinglados portuarios, que actualmente forman parte de los equipamientos culturales de la ciudad. Junto a ella se encuentra Port Tarraco, un complejo de ocio y atraque para barcos de lujo de reciente creación. Sigue el Paseo del Faro, que en un recorrido de 4km lleva hasta un antiguo faro – el Far de la Banya, rescatado del Delta del Ebro, su ubicación originaria- que actualmente alberga el Museo de los Faros. Este paseo ofrece el único carril bici habilitado en la ciudad. Más al este se ubica el Puerto Deportivo, dotado de numerosos locales de restauración y ocio, muchos de ellos actualmente en desuso debido, en parte, a los problemas de conexión de dicho complejo con la ciudad. Se inicia aquí, finalmente, el recorrido por las playas con algunas zonas de tejido residencial entre ellas que se interponen entre ellas, generando puntos de discontinuidad en el recorrido litoral. A pesar de que se ha planificado reiteradamente el soterramiento de la vía férrea para así conectar el núcleo urbano con el mar, ninguna de las propuestas formuladas hasta ahora ha sido materializada, subsistiendo, en una ciudad que se define costera, la problemática.
El recorrido se inicia en la zona del barrio de pescadores, objeto de una de las últimas intervenciones emprendidas, englobando los históricos tinglados portuarios, que actualmente forman parte de los equipamientos culturales de la ciudad. Junto a ella se encuentra Port Tarraco, un complejo de ocio y atraque para barcos de lujo de reciente creación. Sigue el Paseo del Faro, que en un recorrido de 4km lleva hasta un antiguo faro – el Far de la Banya, rescatado del Delta del Ebro, su ubicación originaria- que actualmente alberga el Museo de los Faros. Este paseo ofrece el único carril bici habilitado en la ciudad. Más al este se ubica el Puerto Deportivo, dotado de numerosos locales de restauración y ocio, muchos de ellos actualmente en desuso debido, en parte, a los problemas de conexión de dicho complejo con la ciudad. Se inicia aquí, finalmente, el recorrido por las playas con algunas zonas de tejido residencial entre ellas que se interponen entre ellas, generando puntos de discontinuidad en el recorrido litoral. A pesar de que se ha planificado reiteradamente el soterramiento de la vía férrea para así conectar el núcleo urbano con el mar, ninguna de las propuestas formuladas hasta ahora ha sido materializada, subsistiendo, en una ciudad que se define costera, la problemática.