La llegada de los Juegos Olímpico del 92 a Barcelona fue un acontecimiento muy importante para la ciudad y para Catalunya en general. La ciudad necesitaba alojar a los miles de atletas y personas relacionadas con las olimpiadas y también dotarles de los equipamientos necesarios, por lo que se desarrollaron una serie de aéreas en la ciudad para satisfacer estas necesidades. Este ejercicio sirvió al mismo tiempo para modernizar y reestructurar estos sectores urbanos. De aquí nace la Vila Olímpica, situada en el distrito de Sant Martí, y que nace de la rehabilitación de una zona del tradicional barrio del Poblenou. El proyecto intentó organizar un barrio que tuviera una ordenación urbana adecuada a las necesidades y ligada con el eixample y el resto de Barcelona, y a su vez, que se relacionase con el mar.
Los Juegos Olímpicos necesitaban un espacio para desarrollar las actividades relacionadas con el remo y Banyoles con su lago, fue una de las subsedes de Barcelona ’92. La ciudad necesitaba prepararse para estos juegos, como en Barcelona pero a una estaca más pequeña se necesitó habilitar un espacio cercano al lago para albergar unos equipamientos y unas residencias para los deportistas. Así fue como nació el barrio de la Villa Olímpica de Banyoles.
Así como en Barcelona que parece que con el paso de los años el barrio ha empezado a perder un poco de vida debido a su baja densidad y a su uso estrictamente residencial, en Banyoles la combinación de residencial con comercios y con oficinas ha desarrollado un barrio muy atractivo para la población hasta el punto en el que compite como nueva centralidad y supone un nuevo foco para las actividades, el comercio y la vida de Banyoles.