martes, 17 de enero de 2012

Berlin_Comparación



Montañas urbanas?

Al oeste de la ciudad de Berlín se encuentra un enorme bosque, protegido desde los inicios del siglo XX por el ‘Contrato de Bosque Permanente’ – algo así como una denominación de parque natural. En él hallamos diversos lagos, con agua tan limpia que hasta es embotellada y usada para beber, que hacen de playa urbana en los meses de verano. Junto a ellos destaca el monte conocido como ‘Montaña del Diablo’ – Teufelsberg. Su historia es curiosa. Fue “construido” con las runas de la Segunda Guerra Mundial, alcanzando 80 metros de altura. En su base, enterrado sobre toneladas de trozos del antiguo Berlín, se encuentra un centro de inteligencia de los Nazis. En su cima, los americanos colocaron un radar para espiar a los soviéticos. Durante la guerra fría el recinto se encontraba fuertemente vigilado por fuerzas militares, paranoicas, a la espera de interceptar cualquier trasmisión de sus enemigos. Al mismo tiempo, y a unos centenares de metros, el lago Teufelsee se popularizó entre los hippies de Berlín occidental. Desnudos, observaban el ir y venir de sus compatriotas capitalistas…


Al caer el muro el edificio se abandonó, se ocupó y se llenó de grafitis y demás muestras de arte urbano. Hoy es una atracción turística (ilegal) para los que motiven a ‘escalar’ la montaña y a traspasar sus verjas. Hay voces que dicen que lo ha comprado David Lynch para rodar una de sus películas. Aunque la ciudad está llena de bulos…




No hay muchos ejemplos de montañas urbanas artificiales. Solemos estudiar la relación histórica de una ciudad con sus colinas, con los puntos de control estratégico (castillos, bunqueres, torres de vigía,…) o por su potencial paisajístico, por el referente que representan. En Barcelona, los dos puntos más altos toman forma de castillo y de torre de comunicación (otro ejemplo serían los antiaéreos de Sant Pere Màrtir en Horta). Las cimas de la ciudad ayudan a conformar su identidad. En el caso de Teufelsberg, refuerzan la identidad de una ciudad construida sobre ruinas, reinventada y nueva. En la montaña del diablo no hay museos, ni pistas de atletismo, ni miradores, ni hubieron parques de atracciones ni grandes exposiciones universales. Tan sólo vegetación y runa. Y sobre ella, una estructura de control, ocupada y reinventada, quizá, en un poco de cada. 





Vista de la ciudad desde la montaña

Fotos por Jose Castro