São Paulo fue fundada en 1554, por jesuitas, através de la construcción de un colegio para la catequización de los indígenas. Durante los dos siglos siguientes, São Paulo no fue más que una villa, condición reforzada por su posición geográfica de detrás de la sierra del mar, barrera de difícil superación a la época.
El desarrollo de la ciudad en mucho tiene que ver con las eras económicas por las cuales pasó el país: cuándo se descubre el oro en el estado de Minas Gerais, al lado del estado de São Paulo, la ciudad empieza a salir de su precariedad, y al finales del siglo XVIII, cuándo se agota el oro y se pasa a la era del café en la región sudeste brasileña, São Paulo ya era más relevante en contexto nacional: por ella pasaba la ferrovía que desaguaba la producción con destino al porto de Santos.
Con la independencia de Brasil, en 15 de septiembre de 1822, el país entra en su fase Imperial mientras la era del café ya se consolidaba, y con ella, el crecimiento de la ciudad. Es, con todo, con la proclamación de la República, en 1889, que la importancia de São Paulo para el país es ratificada: la instauración de una política que o favorecía su estado, o el de Minas Gerais, elevaba la ciudad a una de las más importantes del escenario nacional.
A principios del siglo xx, todavía, la ciudad aún podría ser considerada pequeña, y la Avenida Paulista, importante polo comercial de la actualidad, no era más que una avenida de mansiones de los grandes comerciantes del café. Mano de obra imigrante proviene de todos los lados del mundo para trabajar en los campos de café, y hubo una explosión demográfica en las ciudades cuando su era empieza a caer.
El cambio arquitectonico, no obstante, vino con la industrialización, y con ella, nuevas técnicas constructivas. Los primeros edificios más altos empiezan a surgir, y con la llegada del hormigón armado, el paisaje de la ciudad pasa a sufrir cambios bastante sensibles.
Sin embargo, es con el final de la II Guerra Mundial que la ciudad cambia radicalmente de aspecto. La cultura de la verticalización empieza a poner abajo los antiguos casarones y construir en su lugar edificios altos y de escritorios, mientras los barrios residenciales también pasan a ser caracterizados por edificios y no más casas. Empieza el cambio de São Paulo de su carácter de una ciudad para una metrópoli.